Estoy tumbada en el salón, con mis ojos puestos en las llamas, dejando que me abrasen la córnea.Pienso en ti.
Mis piernas pesan como si de dos bloques de hormigón se tratase, y el simple hecho de ovillarse sobre los cojines se convierte en el más duro esfuerzo que jamás he llevado a cabo; el cuerpo entumecido yace sobre el diván acolchado y se funde entre la mezcla de colores de la pared y la manta, que me transporta suavemente hacia ese sopor etéreo.
Todo a mi alrededor está suavemente tintado en colores pastel y formas caleidoscópicas, y una niebla calida envuelve mágicamente el habitáculo en el que me encuentro.
Pienso en ti, mientras el calor de la chimenea se deposita sobre mi cara como un velo.
Y se me hace sumamente complicado describir todo cuanto veo, mientras pienso profundamente en ti, y sobre todo ser capaz de vencer ese yunque que me oprime y no te deja mover ni zafarme del sueño para aferrarme un segundo más a tus palabras, o a aquello que dijiste un día, o a como es tu voz de decir tonterías…
Finalmente acabaron cerrándose aquellos ojos rebosantes de nostalgia por no tenerte junto a mi ahora, dando paso a una nítida imagen de tu rostro y todos sus contornos, surcos e incluso cada poro de tu piel en mi mente. Con una preciosa canción, cuyo título no recuerdo, sonando, el que siguió a estos pensamientos, fue sin duda un precioso sueño, aunque fuera demasiado breve…
Te quiero amor
~Deiikah~
Nat se caminó despacito por cancha, acercándose con curiosidad a la piñata del centro. 
