viernes, 27 de noviembre de 2009

27.11.09


Fijó sus ojos en los de ella, agarró con su fría mano la delicada muñeca y la atrajo contra sí mismo. Ella se estremeció al comprobar la turgencia y perfección de la piel marmórea de aquel ser que la tenía apresada, y fue entonces cuando se dio cuenta de que nada que ella intentase hacer daría resultado. Se abandonó a su final.


El apartó un mechón cenizo que caía en cascada por su cuello y se acercó, se acerco tanto que pudo sentir su sabor sin haberlo siquiera olido, tanto que pudo oír el leve repiqueteo de su sangre caliente a través de la carne. Abrió la boca, ella cerró los ojos y se lamentó por haber confiado en aquel extraño que la había llevado a la muerte. Entonces un dolor punzante recorrió su cuerpo, ya la había mordido, y ahora succionaba la sangre que manaba de la fuente humana, mil sensaciones placenteras recorrían su cuerpo mientras lo hacía. Ella al principio le agarraba fuerte para soportar el dolor, ahora, sus manos se iban liberando de esa fuerza, su piel dejaba de tener ese color de la vainilla, su corazón se iba agotando a medida que pasaba el tiempo, su alma… en ese momento ya no había alma.


Tras varios minutos, la joven yacía en los brazos del vampiro, tan fría como el, tan pálida como el, pero inmóvil. La dejó suavemente en el suelo y cerró sus ojos, se seco la sangre que quedaba entre sus comisuras, dio media vuelta y se fue.


La noche no había hecho más que empezar.




~ Deiikah ~